La Constitución mexicana, así como diversos tratados internacionales ratificados por México, reconoce el derecho a la educación. Establece que ésta deberá ser, entre otras cosas, universal e inclusiva.
La falta de perspectiva menstrual y tratamiento serio de este hecho biológico provoca que las niñas y adolescentes dejen de asistir a la escuela. En México, el 28% de los planteles educativos de educación básica no cuentan con servicios de agua diaria y el 2.2% no cuentan siquiera con suministro de agua. Solamente el 32.3% de los planteles de educación básica tienen conexión a la red pública de drenaje y el 3.1% no cuentan con ningún servicio básico (agua, luz, drenaje).
Más allá del entendimiento tradicional del absentismo escolar, un proceso menstrual sin baño, sin agua, sin privacidad y sin mecanismos de recolección de basura ocasiona un fenómeno que Anna Dahlqvist denomina absentismo escolar dentro de las aulas. Aun cuando las niñas, adolescentes cis y trans no dejan de ir a la escuela durante su menstruación, la falta de infraestructura apropiada provoca un rezago en su desempeño.
Se calcula que entre el 10% y el 15% de la población menstruante sufre de endometriosis. Entre el 45% y 95% llega a presentar síntomas de dismenorrea primaria o secundaria. En la medida que no se aborda como un tema de salud pública, se promueve la idea de que es un tema que debe ser abordado desde la esfera privada, sin tomar en cuenta que su invisibilización contribuye a la construcción de estructuras de discriminación por razón de género.
La menstruación debe ser conceptualizada y enseñada como un indicador clave de salud y bienestar. Aunque señala la capacidad reproductiva, también puede ser abordada y analizada como un fenómeno autónomo. Es esencial que los programas educativos adopten una perspectiva de libertad reproductiva, reconociendo que no todas las personas que experimentan la menstruación desean o pueden llevar a cabo la gestación. Incorporar esta noción puede enriquecer los programas de educación menstrual, abordando aspectos como la comprensión del ciclo menstrual y sus fases, enfermedades y trastornos asociados, normalización del lenguaje vinculado con la menstruación, promoción de prácticas saludables en torno al ciclo, diversidad en el uso de productos, impacto de la pobreza menstrual en México y a nivel global, la menstruación más allá de las limitaciones de género, entre otros temas.
En resumen, una educación menstrual integral tiene el potencial de contrarrestar eficazmente las nociones de impureza, secretismo y alienación asociadas con este proceso natural.
Fuente: Kalach, C.(2022). México y su deuda con la dignidad menstrual. Nexos.
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